2 · 04 · 25 | Noticias

“Me botaron cuando lo tenía todo, pero resurgiré”

Una historia de emprendimiento forjada en Circulab.

Janeth es una mujer con una presencia llena de aplomo, se nota que ha vivido muchas vidas y, a pesar de eso, me confiesa que está nerviosa. Aunque hemos hablado de muchas más cosas que de su profesión: su vida, su pasado en Caracas, su familia… no quiere que esos temas se publiquen. Así que me centraré en una de sus muchas facetas: la mujer emprendedora.

Entro en su clínica de la Ronda de Outeiro, un despacho al fondo de un coworking de estilismo y estética. Se respira tranquilidad, blanco puro y un silencio místico construido por aparatos diversos que para mí son todo un misterio. “Muchos pacientes me dicen que venir aquí es como ir al psicólogo, se limpian por fuera y por dentro” (se sonríe tímidamente, ha vuelto a mirar al móvil que graba su voz).

Pregunta. ¿Siempre has querido ser estilista?

Respuesta. No sé si siempre es la palabra. Yo estudié medicina, me especialicé en traumatología y trabajé como médico en Venezuela, pero la estética ya me llamaba. Así que me seguí formando en eso y acabé abriendo mi propia clínica. Me iba muy bien, tenía una empresa grande, con personal a mi cargo, una buena lista de pacientes, un edificio para mí. Algo que no logré en un día, claro, eso fueron muchos años de trabajo, que ya soy abuela.

P. Y ahora, empiezas otra vez desde el inicio…

R. Sí, la vida a veces viene como toca y no me rindo. Es mucho lo que perdí, lo sé, pero no podía quedarme allá, eso era imposible después de lo que pasó. Y así es que hice una maleta rápida, dejé todo y aterricé en Madrid.

P. ¿Cómo es que acabaste en esta esquina de Galicia?

R. Me lo ofrecieron. Oye, Janeth, hay un trabajo para ti en A Coruña… Yo no sabía ni dónde estaba eso, pero el trabajo no se puede rechazar. Así llegué a esta ciudad y me encantó. Uno ya se acostumbra con el tiempo a lo que le rodea y parece que deja de apreciarlo, pero cuando puse un pie por primera vez, ¡me pareció tan bella! El mar, los edificios… pero la gente también es muy bella, muy amable y cercana, aunque no suelan decir eso de los gallegos, yo aquí siempre me he sentido bien.

P. Empezaste por cuenta ajena, ¿cuándo vuelves a la aventura de emprender?

R. Todo fue gracias a Ecos do Sur. Conocí el programa de ustedes (se refiere a Circulab) y recibí formación para saber cómo se monta aquí un negocio. Y yo que andaba trabajando en lo que podía, cocina y cosas así… como mi nieto ya no necesitaba que le cuidase, pensé que era hora de volver a lo mío. Agarré lo que tenía, encontré este espacio de colaboración y volví a iniciar humildemente mi clínica, Janeth Estética. Hasta hice una web.

P. Entonces, la cosa te ha ido bien, me alegro. ¿Cómo te gustaría que fuese el futuro de Janeth Estética?

R. Bueno, si una puede pedir, pues sería volver a tener lo que tenía en mi país. Una clínica grande, con personal contratado, varios puestos de atención, última tecnología. Lo mejor de lo mejor para mis pacientes. Recuperar ese nivel de vida que tenía allá gracias a mi negocio.

P. ¿Qué consejo le darías a alguien que empieza desde cero como emprendedora experimentada que eres?

R. Para cada persona es diferente, pero creo que en mi caso la formación, el trabajo duro y tener apoyo. No solo de Ecos do Sur, de mi familia también, porque si tienes gente que te anime a luchar a tu alrededor es más fácil. No es tan difícil como dicen ser autónomo en España, solo hay que tener muchas ganas, un propósito y dedicación.

P. Ya para terminar, ¿hay algo que quieras contarnos sobre tu negocio para que venga la gente?

R. Todo lo tienen en la web, pero creo que para mí lo más importante es que disfruto mucho haciendo esto. Mi vocación en medicina estética se nota en cada tratamiento y en lo contenta que se va la gente. El otro día volvió un chico después de un año: “Me quedó tan bien la piel de la cara que no lo he necesitado, hoy vengo por retoque, ¡porque sigue bien!”

Apago la grabadora y Janeth me confiesa que no ha sido capaz de olvidarse del registro de su audio. A pesar de eso, ha sido honesta, me ha contado muchas cosas que no caben en este breve espacio y que ella también ha preferido que queden entre nosotras. “Vuelve cuando quieras”, me lanza como despedida desde la puerta del negocio.