Entrevistamos a un emprendedor que ha pasado por el proyecto Circulab.
Edicson, o Eddy por su nombre de estilista, nació en la Venezuela democrática de Caldera. Creció como el penúltimo de doce hermanos y hermanas en una familia trabajadora. Pronto descubrió que no podía estar quieto, necesitaba hacer, crear, emprender, salir y mejorar su situación. Empezó a trabajar con catorce años y se inclinó por la peluquería y el estilismo, en lo que se formó por extenso.
En 2010, los cambios políticos en su país le obligaron a trazar un plan para marcharse a Chile unos años después. Allí vivió el estallido social en Santiago de Chile y la pandemia en su “departamento en dos pasos, dos pasos a la cocina, dos pasos al salón, dos pasos hacia el baño desde la cama”. Se trasladó después a Temuco, donde tuvo su primera experiencia de emprendimiento: un centro de estilismo en unas galerías comerciales.
Sin embargo, las convulsiones sociales y una sociedad cerrada a la diversidad, xenófoba y homófoba, le supusieron el impulso necesario para seguir en movimiento. España se presentó ante él como un lugar de libertad y en el que ya contaba con algunos familiares, así que se preparó, ahorró y voló a Galicia, A Coruña, en 2022.
Pregunta. ¿Cómo decidiste retomar el emprendimiento en A Coruña?
Respuesta. No fue lo primero, al inicio estuve buscando trabajo en peluquerías, centros de estilismo y salones por toda la ciudad. En alguna trabajé, pero como aún estoy en arreglo de mis documentos, no es sencillo. Además, reparé en algo en lo que siempre insisto: la mayoría de sitios para mujeres son de mujeres, como si no hubiese un espacio para el hombre estilista. Y es por eso que me planteo volver a crear mi espacio.
P. Eddy Stylist, ¿cuánto hace que nació tu negocio y cómo fueron los inicios?
R. Con el negocio llevo un año, poco, pero todo está yendo bien, no me puedo quejar. Ha sido gracias a Ecos do Sur y las asesorías de Brais con el proyecto Circulab que he podido iniciar aquí mi fase, como le digo, empresarial. Conocer cómo es aquí el sistema, cómo funcionan las cosas administrativas y tener todo en regla. Los inicios fueron bien, encontré este maravilloso espacio de co-working de estética –Eddy Stylist está situado en la Ronda de Outeiro, 241, en el co-working Chio Estudio–, con personas más maravillosas aún y así es que pude empezar. Después de un año ya voy teniendo a mis clientas, muy contentas, por cierto, y aunque tengo redes sociales, no soy mucho de esas cosas porque uno ya tiene una edad… (se ríe), así que soy más del boca a boca.
P. Pensando en el futuro, ¿cómo te gustaría que creciese Eddy Stylist?
R. Tener más de un centro, crecer, como cualquier negocio. Un VIP por ejemplo en la zona de Juan Florez me gustaría. Y en general, mi idea es esa, lo que decía antes, que este sea un espacio donde los chicos que han estudiado esto, el peluquero, el estilista, el colorista, el maquillista… encuentren su espacio de trabajo, puedan formarse y crecer como profesionales. Un salón en el que hombres y mujeres trabajen juntos para ofrecer lo mejor a las personas que busquen nuestro servicio.
P. Ojalá llegue, es una visión a futuro muy clara. Teniendo en cuenta tu experiencia, ¿qué recomendarías a otras personas que están pensando en emprender?
R. Más que nada, las ganas de hacer algo por ti y por los demás. Empezar un negocio no es fácil. Como me dijo un amigo, tener un negocio es como tener un hijo: es gestarlo en tus ideas, es parirlo, es abrirlo y empezar a alimentarlo; el niño va creciendo, va gateando… y así es el negocio hasta que empieza a pararse, a caerse, eso es negocio. ¿El mejor consejo? Constancia y dedicación.
P. Para terminar, ¿algo que quieras decir para recomendar tu negocio?
R. No voy a decirle a nadie que venga aquí en lugar de a otro sitio. Más que nada diré que soy un buen amante, (se ríe) puedes tener tu estilista de confianza, pero también puedes visitarme a mí, hacerte unas mechas, un corte… Y una cosa que sí ofrezco que veo que hace mucha falta aquí son las hidrataciones, es tan importante como lo estético cuidar el cabello, hidratarlo y nutrirlo.
Dejo a Edicson recogiendo, le he robado su hora de comer. Su vida no ha sido sencilla, ha tenido que reiniciarla ya dos veces: una en Chile, otra en España. Aquí por lo menos siente que está en un lugar en el que puede ser él, con amistades, con oportunidades. Espero que siga siendo así y su negocio crezca con la misma energía con la que él se expresa. Estoy segura de que pronto tendrá a su cargo a algún aprendiz que le recuerde sus inicios como peluquero adolescente en Venezuela.